Por Orden :Ana Morales, Rosana Romero y Sara Vazquez |
Todos los nervios que afloran entre los artistas es un cúmulo de responsabilidad que supone el interpretar técnicamente y transmitir emocionalmente canalizando toda la energía adrenalínica que se genera al exponer ante un público entendido una obra como la de Rubén Olmo.Compleja, arriesgada,con escenas de sensaciones diferentes que han de unificarse en su totalidad para contar la visión que el director tiene de ese sentir de tranquilo alboroto del "bailarín" ,en su reinvidicación de una vida dedicada plenamente al arte y la danza y con el sacrificio que ello comporta.
En ese duro camino en el que nos encontramos tantos, resulta impotente la acción muda por tanto a las instituciones y sociedad refiere.Una lucha difícil hasta la extenuación, en la que muchas veces nos sentimos tentados de tirar la toalla , y que no hacemos en busca de ese momento mágico en el que conectamos con el público y nos sentimos cercanos y comprendidos.
Como no podía ser de otra manera ante un trabajo tan personal,tan bien plasmado ,surgido de las mísmísimas entrañas de un artista tan especial como Rubén Olmo,todo el público se volcó en una ovación al terminar la función.
Todo el esfuerzo,los nervios tuvieron su recompensa en la noche del 2 de marzo ante el público del festival de Jerez.Ese es el momento mágico por el que damos toda una vida de dedicación, compuesta de muchísimas horas de duro trabajo, que no siempre esta suficientemente remunerado y valorado por los organismos oficiales, estando catalogado el Flamenco como Patrimonio de la Humanidad... así es el artista, así es el bailarín y así el "Tranquilo Alboroto" en el que se exalta el alma en una noche como ésta.
Gracias Rubén por tu perseverancia,tu lucha digna de admiración y por confiar en nosotros haciéndonos partícipes de tu mundo.